Se habla mucho de gestión emocional, de emociones y he escuchado desde hace más de diez años que los nuevos empleos requerirán personas que dominen la inteligencia emocional y que la apliquen en ámbitos de trabajo.

Obviamente en estos momentos estando en medio de la pandemia, nos ha puesto a prueba para saber qué hacer con lo que sentimos, o cómo lidiar con nuestros estados emocionales y es donde se ha visto que aún estamos muy atrasados en este respecto.

¿Cómo se siente una emoción?

El tema no es lo que te pase. Generaciones atrás nos dijeron que nos sentimos tristes, enojados o alegres por lo que nos pasa y no es así. Sentimos lo que sentimos por lo que pensamos sobre aquello que nos pasó. Sentimos lo que sentimos por el significado o interpretación que hacemos sobre eso que nos sucedió.

Ojo aquí, porque cualquier otro día nos puede pasar algo similar, a lo que nos puso; por ejemplo, furiosos y si nos sucede otro día, la sensación y el estado emocional serán totalmente diferente. ¿Por qué? porque las emociones aparecen después de una situación. Al experimentar la situación, es donde se mezclan tres componentes que hacen que sintamos la emoción del momento. Me refiero a: el contexto, a nuestras experiencias previas y a la interocepción, que eso te la explico en otro artículo.

Aunado a los tres componentes de arriba, sentimos lo que sentimos por lo que interpretamos de la situación o de lo ocurrido. Sabiendo esto ¿tú crees que podría funcionar la gestión emocional o la inteligencia emocional si la seguimos contratando como un taller o una capacitación simple? Yo contestaría que no funcionaría. Porque el paso previo a poner en práctica la inteligencia emocional o la gestión emocional, es la metacognición.

¿Qué es la metacognición?

Pensar en lo que pienso. Se refiere a saber, a que te des cuenta ¿cómo estás pensando? Porque si no eres consciente de lo que piensas, menos de lo que sientes, ya que nuestros pensamientos y emociones están dialogando todo el tiempo.

El paso previo de la gestión emocional

Por eso la gestión emocional o la inteligencia emocional, tienen un paso previo como ya sabes,  llamado metacognición “pensar cómo pienso”. Las preguntas serían:

1.- ¿Eres consciente de lo que estás pensado?

2.- ¿Sabes por qué piensas lo que piensas?

3.- ¿Sabes cómo llegaste a pensar en eso que piensas todos los días y ya por muchos años?.

Ten en cuenta que

Un pensamiento es una acción en potencia, un pensamiento es electricidad y un pensamiento puede encender una licuadora. Por eso en los cursos y talleres que imparto y a los que me invitan a participar relacionados con la toma de decisiones, inteligencia emocional, gestión emocional, autoconfianza, autoconocimiento, liderazgo empresarial, suelo empezar con el término metacognición, explicándola a detalle. Alfabetización Emocional

Afortunadamente he desarrollado varias estrategias con dueños de empresas para fomentar la metacognición en equipos de trabajo o un grupo determinado. Para gestionar esos cambios, obvio, toma tiempo, no es rápido, no se puede cuantificar, sino que es cualitativo.

Es es un camino largo y sumamente enriquecedor para los involucrados y para la empresa misma. ¿Cuándo charlamos sobre esto? Escríbeme: gabriel.delavega@m1nd.mx

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *